Ariel Palacio entiende que gran parte de los contagios de COVID-19 se producen por vía ocular. Además, propone una atractiva protección facial, la BarbiMask.

Un profesional, abocado al diseño, se planteó un interrogante: hoy, todo el mundo usa barbijo pero, ¿por qué no protege sus ojos si esa es una de las vías de contagio?

   Ariel Palacio es diseñador industrial y tiene una maestría en Creación de Productos obtenida en la Universidad Politécnica de Cataluña.

   Su curiosidad y la relación que tiene con el básquetbol, al estar ligado como dirigente y padre de un jugador del club Leandro N. Alem, lo llevaron a embarcarse en un proyecto que puede colaborar en la lucha contra el COVID-19.

   “Todos estamos esperando la vacuna y parece que eso llevará bastante tiempo. En tal sentido, la realidad nos indica que la cuarentena se seguirá extendiendo. Al principio consideraba que si el virus se contagia por nariz-boca-ojos, con una máscara facial se podía proteger y evitar contagios. Me miraban raro, pero al tiempo comenzaron a devenir un sinfín de máscaras de protección. No es que lo veo antes, sino que por mi profesión debo tener más desarrollado el pensamiento lateral y veía el cambio de paradigma, creo que hace tres meses nadie se imaginaba con tapabocas”, le contó a La Nueva. 

Su investigación fue tomando un rumbo particular: analizar la protección por separado. Siempre, pensado desde el deporte, aunque adaptable a otras actividades.

   “Copié cosas de la medicina (su mujer y su hermana son médicas) y me puse a ver protecciones faciales. De ahí, saqué algunas conclusiones: las que existen no sirven para lo deportivo porque necesitan un desarrollo ergonómico integral. Ahí, el mercado tiene cierta ausencia”, explicó este docente universitario.

   “En esa búsqueda, empecé a pensar por separado lo que es el barbijo a lo que es la protección para los ojos. Gafas hay desde Kareem Abdul-Jabbar hasta Tony Parker ahora, pasando por Edgar Davis en el fútbol. Son buenísimas, se pueden encontrar muy buenas alternativas en Mercado Libre, y servirían para proteger del contagio por la vía ocular”, advirtió.

“Para mí, los ojos hay que protegerlos y en algún momento va a tener que existir ese cambio de paradigma también. Vamos a terminar todos con lentes”, remarcó.

  Junto a su colega Francisco Bonansea Mazzoni su propuesta se completa con las BarbiMask.

   “A eso le sumamos una idea basada en las máscaras faciales que normalmente usa un jugador para proteger su tabique. Con la misma materialidad, nos pusimos a pensar una especie de barbijo que apoya en pómulos y en mentón y que queda mínimamente retirado de la cara. Entonces, te protege pero te permite respirar. Esta tipología de barbijo, acompañado de una gafa deportiva, me parece una idea interesante para acompañar algunas actividades desde ya con un protocolo”, continuó Palacio.

   “Estamos haciendo un prototipo. Lo nuestro es un concepto de barbijo-máscara, por esto lo llamamos BarbiMask porque hoy en el mercado eso no existe”, mencionó.

Proceso de creación y prueba

¿Cómo surge este tipo de idea?

—El diseñador lo que hace es replantearse todo, constantemente. Frente a esta situación, la vacuna es el camino de todos, pero mi mirada es como diseñador de productos. Y los objetos también salvan vidas. Antes los autos no tenían cinturón de seguridad, o airbags. Hoy, hay autos que no arrancan sino te ponés el cinturón o suena una alarma hasta que te lo ponés. El deporte siempre le dio mensajes a la sociedad. Antes nadie usaba casco, hoy si no lo usás es raro y te multan. Pasa con los ciclistas, el casco ya es de uso urbano. Todo eso se llama cambio de modelo o paradigma. Y podría seguir enumerando deportes que presentan protección con una gran evolución tecnológica.

Bahía es la Capital del Básquet, que la idea vaya por ahí no es para nada forzada…

—Ya que acá somos basquetboleros, un dedo en el ojo puede ser un desprendimiento de retina u otra complicación. O un codazo te puede dañar la nariz o la dentadura. La protección es algo que probablemente el básquet pueda llegar a tener en el futuro. ¿Será Bahía la que tire una idea? Por ahí esto se convierte en algo importante para el deporte y la sociedad. Yo creo que tendríamos que usar lentes y apoyar el concepto de barbijo-máscara.

 De concretarse, ¿qué valor tendrían las BarbiMask?

—Estamos todavía desarrollando alternativas formales. Luego dependerá de los costos de producción. No tenemos una estimación de valores. Nuestro objetivo no es comercial, solo el deseo de colaborar con la sociedad desde nuestra profesión. Estamos abiertos a sumar colaboradores, pueden contactarse al Instagram (@arielpalacio_di) que seguramente compartiremos con Francisco nuestros avances.

¿Ves viable tu propuesta?

—Lógicamente, siempre acompañado con los protocolos según cada situación. Este virus vino para quedarse y se contagia por los ojos, nariz y boca, y todos nosotros dejamos los ojos libres, menos los médicos claramente en su ámbito laboral. Para aprender… Y con protección hasta el hábito de tocarte la cara seria menos riesgoso.

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